CAPÍTULO UNO
NOTAS PARA LA CRÓNICA DE UN FESTIVAL
Personajes:
Los poetas:
Dioniso Cañas, Tomelloso.
Mezouar El Idrissi, Marruecos.
Glória Juliá, Parlma de Mallorca.
Antoni Marí, Ibiza.
Mateu Matas, Mallorca.
Adnan Özer, Turquía.
Roger Pelàez, Cataluña.
Lucia Pietrelli, Italia, Palma de
Mallorca.
Blanca Luz Pulido, México.
Rodrigo Rey, Galicia.
Pedro Sena-Lino, Portugal.
Cristian Sinicco, Italia.
Louise Warren, Canadá.
Comandante en jefe:
Biel Mesquida, poeta, Palma de
Mallorca.
Colaboradores:
Pedro Oliver, pintor, cataclístic,
amigo, encargado del grafismo del festival, Palma de Mallorca.
Susi, cataclístic, amiga, Vigo,
residente en Palma.
Margalida, anfitriona, Palma de
Mallorca.
Neus Ribas, gestora, Palma de
Mallorca.
Antoni Picornell, Marta Ferré, Romà Arrom, traductores.
Entre
dos vuelos, con sus esperas entre la asepsia de los aeropuertos, con sus
transportes de equipaje, con los chequing,
con la amabilidad de las empleadas de Iberia… entre dos vuelos, que fueron tres
con el transbordo de la vuelta, estaba el festival.
Cuando
encuentre la forma de contarlo, convendría señalar que por descoordinación cogí
un taxi desde el aeropuerto, con el que volví al mismo porque al poco me
avisaron de que me estaban esperando en Salidas. Osea, que hablar con el
taxista granadino me costó veintitrés euros. Ya en el coche de Pedro, explicaré
que conocí a Christian Sinicco y a su mujer Daniela. Lo de la forma es
importante, porque al estar rodeado de escritores uno piensa todo el tiempo en
cómo describirlos o contar lo que sucede. Quizás sea mejor que los rasgos
señalados sean mínimos y se vayan describiendo por sus actos. Ya lo iré
pensando, queda aquí anotado.
Convendría
hacer una descripción detallada de la posesió de Margalida y esposo, en Saint
Jordi, porque la casa de la señora es una señora casa, grande y con un jardín
inmenso, y porque nos dieron alojamiento y desayundo. Además, el matrimonio nos
acompañó a los diversos actos del festival y destiló amabilidad para con
nosotros. No estaría mal buscar en libros de arquitectura para poder dar
detalles. La narración de ese momento podría ir en la línea de la desubicación,
rebotando de un invitado a otro, presentándome sin encontrarme del todo o tener
una conversación extensa con nadie. Bueno, al menos conseguí retener los
nombres y tomarme un vino. De esto también he de hablar.
De
la siguiente parada, en el hotel La Balanguera, escribiré sobre el pincho, el
recital-presentación del festival con un trompetista contemporáneo que también
se llamaba Rodrigo y era de Vigo. Otra vez saltando de conversación en
conversación, mirando un poco como un niño asustado. Un poema cada uno, en sus
diversos idiomas; creo que aquí entraría bastante bien un párrafo ligeramente lírico
sobre la música de los poemas en idiomas desconocidos, sobre cómo la melodía es
capaz de evocar y mecerte en un oleaje de significantes sin que los
significados sean especialmente importantes. Será cuestión de componerlo. Así
como también tendría que hablar de Biel Mesquida y su forma de presentarnos,
llena de entusiasmo por la poesía, la cultura y los poetas en concreto.
En
la descripción de la
Balanguera he de hacer hincapié en el diseño y en las obras
expuestas en las paredes. Será buena idea decir en algún momento que el arte ha
estado presente durante todo lo que duró el festival.
Con
todas estas notas llega para hacer una crónica mínimamente correcta del primer
día del festival. Sólo hace falta encontrar el tono y el ritmo. Quizás desde el
punto de vista coral, con los poetas y colaboradores conociéndose, observándose,
o en tono intimista, con el torrente de emociones que yo experimentaba:
nervios, timidez, algo de torpeza… igual si recuerdo las reflexiones que hice
esa misma noche al volver a la posesió… bueno, puede que sin darme cuenta ya
haya contado un capítulo. Después de todo, se trata de una crónica, no de una
novela.
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